“Justo hace un año que se grabó esta canción. Fue la primera que empezamos a producir de la nueva hornada de temas. Recuerdo haber estado trabajando en ella con Ignacio durante varias semanas en su casa, que curiosamente estaba junto a los caminos que recorro en el vídeo.
Al principio dudábamos si cambiar el estribillo a 4/4 como se hizo en “Malas Hierbas” pero finalmente apostamos por dejarla en 7/8. También fue premeditado que los sintes tuvieran todo el protagonismo de la canción. Salvo en intro y outro, apenas hay guitarras, y hasta el bajo se grabó con un Casio. La mayoría de sonidos los creamos con el Juno y el Organelle.
En la letra de la canción recurro a historias de relaciones tóxicas, de intentar ayudar a quien no se deja ayudar, de obsesiones, de lazos que nunca se acaban de romper; pero pronto me di cuenta de que en el fondo estaba hablando de mí mismo. De cómo uno intenta ser quien quiere ser, de forma inevitable. De perseguir un ideal y a pesar de no poder alcanzarlo, nunca renunciar a él, porque el mero hecho de perseguirlo ya te hace mejor.” Álex Ortega.
Calavera llegan desde Zaragoza y son la revelación del pop en castellano.
El universo de Calavera se compone a partes iguales de bases rítmicas demoledoras, sintetizadores y guitarras oníricas. Está habitado por seres suspendidos en realidades paralelas pero a la vez increíblemente cercanas. En sus canciones uno se adivina cerrando los ojos, extendiendo el brazo a través de un velo de seda, y tocando a ese amigo capaz tanto de ocultarnos sus secretos más dolorosos bajo unas enormes gafas de sol, como de presentarse en casa con dulces y hasta arriba de sedantes.
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