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Mestral, nació un día de este verano en el que, al revisar archivos de ordenador, me topé con una veintena de canciones que escribí hace años, composiciones que había mal grabado con una guitarra que ya no tengo. Venía arrastrando hacia un tiempo cierta apatía y, sencillamente, vi en grabarlas y mostrarlas el estímulo para seguir haciendo algunas de las cosas que necesito para ser feliz; tocar, componer, cantar y, en definitiva, hacer música de manera frecuente.

Había por otro lado el deseo de mostrarle el resultado a la gente que quiero, mostrarlo ahora (ese momento frágil y huidizo), sobre todo a los que más longevos; ahora y a ellos. Porque después de todo lo que ha pasado, y de lo que aún estamos pasando, considero que es más importante que nunca priorizar algo; materializar los sueños pendientes (las causas pendientes), y hacerlo, si se puede, cuanto antes. En cuanto al nombre escogido, Mestral, es el viento que sopla en el pueblo en el que pasé mi infancia, cerca de Tarragona, y aunque he vivido en muchos lugares que quiero (Barcelona, Madrid y Barbastro) guardo especial recuerdo por aquel pueblo de mar.

Para llevar a cabo este proyecto juega a mi contra que nunca he ido sobrado de desparpajo y que mi sentido del ridículo es gordito y peleón, además del puñado de inseguridades y carencias técnicas que poseo. Por suerte cuento para grabar las canciones con Beni Díaz (y su estudio, El Búnker de San Crispín, en Madrid), alguien con un corazón y un talento enorme, y con el que trabajar es sinónimo de aprendizaje y alegría. Así que, desde verano, cada semana trabajamos en un disco que, con suerte y empeño, estará terminado entre finales de este año 2020, e inicios del próximo 2021. Para hacerlo estamos utilizando sonidos folk y rock (baterías, bajos y guitarras), juegos de voces y, ocasionalmente, sonidos progresivos, funk y de otras culturas. Llevar a cabo todo ello tiene consigo cierto poder terapéutico; hace pequeños los problemas y me motiva a tocar. Por otro lado creo que en un ordenador no hacían nada esas canciones, que no es lugar para dar descanso a los sueños y que, para lo mismo, mejor grabarlas y compartirlas. Por el modo en que compongo, sólo y con una guitarra, todas las canciones podrían grabarse así, pero existe el deseo de armarlas de arreglos que forman, también, parte de las influencias músicales.

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