Nos sentamos virtualmente con Ayllón para desgranar con paciencia y mucha admiración su último trabajo: “Kintsukuroi”. Un disco lleno de matices y muchísima delicadeza donde nos habla de renacer, de aprovechar el momento y de empezar de cero mostrando las cicatrices al mundo.


 

Has tardado ocho años en volver a sacar nuevo disco, pero la marca “Ayllón” sigue presente canción tras canción de una manera inquebrantable: ¿Cuál es el secreto para tener tal imaginario en tus letras? Y siguiendo con el imaginario, “Cosmogonías” tenía mucho de Mitología, y en “Kintsukuroi” sigue estando presente: ¿Tienes a un historiador escondido dentro?
Cualquiera que me conozca sabe con certeza que el “secreto”, que no es tal, consiste en que me obsesiono con todo. Le doy vueltas a los conceptos, estudio todo y cuando ya he aprehendido, entonces sale una, o varias canciones. Me pasa con el tiempo, la mitología, el significado de las palabras o incluso sólo su sonoridad, con la ciencia, con la luz… Es un poco enfermizo, la verdad. 🙂 Cosmogonías fue la manera de explicarme a través de la música. Esta palabra significa en griego “origenes del universo” y es justo esa la declaración de intenciones, la de explicar mi universo compositivo a través de cuentos, por eso la mitología y la ciencia fueron el eje principal del disco, y ya se ha quedado perenne en mi manera de componer.

 

¿En qué te inspiras para relacionar estas historias con la vida real?
La verdad es que esas historias son mi vida real XD. Estas son mis movidas mentales y mi manera de enfrentarme al mundo.

 

¿Qué te lleva a hacer un disco tan pensado y cuidado después de tanto tiempo?
Precisamente creo que es el tiempo el que me permite cuidar todos los detalles. Para el primer disco tuve 10 años desde que me subí a un escenario hasta que decidí plasmar todo eso en forma de “producto”. Para el segundo disco me ha ocurrido lo mismo. Llegados a este punto, tengo que explicar que he tardado 8 años en sacar nuevo material porque en 2012 pasé por una mala experiencia que me sumió en un luto musical. Esta situación me ha servido para conocerme, repararme y elaborar Kintsukuroi (que al principio iba a llamarse “Latentes” por la canción Attacus atlas, que dice “Ahora que somos crisálidas latentes tienes ansias por volar”)

 

Y ahora comencemos a desmenuzar las 10 obras de arte de este “Kintsukuroi”

  1. En “Big Crunch” hablas sobre llegar al fondo. Sobre verse en la más absoluta nada y ser consciente de ello. Ya que este disco habla de reconstruirse, fue fácil que se quedara la primera, ¿no? Cuéntanos más sobre esta canción: Esta canción habla de recomponerse sí, muy acorde con el concepto del disco nuevo, pero la intención principal de esta canción es quizá la de cerrar ciclos. Me voy a poner pedante XD: En la psicología de La Gestalt está la Ley del Cierre, que dice que las formas cerradas y acabadas son más estables visualmente, con lo cual ante una figura abierta, nuestra mente añade los elementos faltantes para completar la figura. (Un ejemplo visual):

Precisamente esto me pasaba con el primer disco. Big crunch es la teoría de la Gran Contracción, el contrapunto al Big bang que supuso “cosmogonías”. Todo es cíclico, hasta los discos debut. (Toda esta explicación algún día será una canción XD).

 

  1. “Picnic en el parque” describe una merienda particular… ¿Echas de menos los picnics de parque en esta cuarentena? Echo de menos los parques, con merienda o sin ella. Después de la cuarentena me voy a ir a echar la mañana al parque del Retiro. Picnic en el parque nació como “descanso” de un disco denso, es la canción con el mensaje “menos existencial” de Kintsukuroi, pero era necesario incluirla porque también ronda el concepto del Carpe Diem, aprovecha el momento. No sólo hay que aprovechar la vida para crecer, a veces el “aprovecha el momento” también significa que saques partido al solecito yéndote al parque a no hacer nada.

 

  1. “Kintsukuroi” es la canción que da nombre al disco, que para quien no lo sepa es la técnica japonesa de reparar los rotos con oro líquido enseñándonos que en las heridas también hay belleza. La metáfora nos parece una delicia… ¿Crees que se debe dar más importancia a mirarse al espejo y recomponer lo que está roto antes de seguir adelante? Qué lujo habrá podido ser grabar esto con María Villalón: ¿Qué recuerdas de la grabación de este tema? Mirarse uno mismo es importante. No tanto al espejo como por dentro. Valorar los daños, repararlos y, sobre todo, ponerlos de manifiesto sin esconderlos, es lo que me ha llevado a crear este disco. Este es el fin de mi segundo trabajo, que la gente comprenda que se puede estar se puede estar en la mierda y está bien si eso te sirve para quererte mejor y crecer.

Elegí a María para este disco sin saber qué canción íbamos a cantar juntos, pero al final el mensaje de esta canción la definió tanto como a mí. María es una persona que constantemente se está reinventando, que igual hace pop que fado, que no le importa irse al extranjero a buscarse la vida, que muestra todas sus cicatrices… Era la opción perfecta para contar esta historia conmigo.

 

  1. ayllonEn “El lenguaje de las cerraduras” comienzas con un loop muy característico de teclado-guitarra que prácticamente continua toda la canción: ¿eres de los que exige que los efectos de producción den sentido al mensaje o simplemente dejas que el productor haga magia mientras observas? Nos parece una canción preciosa sobre desnudarse a sí mismo y ponerse frente al mundo: enhorabuena. Con respecto a la producción: El artífice de que el disco suene así de bien es Pachi García, Alis. Con una persona como él a los mandos es muy fácil dejarse llevar a donde le de la gana. Soy un gran fan de su trabajo y además lo quiero mucho, porque La Botica me acercó a su persona. (me estoy dando cuenta que no elijo a la gente por su talento, que lo tienen y mucho, sino por lo que implican en mi proyecto, así de visceral). El lenguaje de las cerraduras habla del “hombre de las mil puertas”, como me definió alguien una vez. Soy un laberinto con muchísimas puertas. Esta canción es mi manera de dar a conocer ese lenguaje que las abre todas.

 

  1. “Sobrevivimos al fin del mundo” es la canción central del disco, además de la más emocional y la más importante de este trabajo. Cuéntanos quién fue Javi Botica y qué significó para ti y para la música. Javi Moreno (que perdió su apellido para ser Javi Botica) fue mi jefe, mi amigo y mi padre en la música, el alma de La Botica, el bar de música en directo que fue mi casa (en calle cañón, detrás de la catedral, en Málaga). Por este lugar pasaron cientos de artistas que ahora llenan teatros y salas gigantescas. Javi y su bar fueron la revolución de la música en directo en la ciudad y muchos músicos y poetas nos vimos arrastrados por esa vorágine, creando una asociación que fue nuestro alimento.

En 2012 los mayas hicieron una predicción. Sobrevivimos al fin del mundo, pero Javi nos dejó huérfanos unos días más tarde.

Javi y todo lo que viví en aquellos tiempos en los que decir Botica era decir “refugio” son el elemento central de Kintsukuroi. Ni este, ni el anterior, ni todos los discos que grabe ni todas las canciones que compongan podrán compensar jamás todo lo que recibí. GRACIAS JAVI.

(Recuerdo con mucho cariño a toda la familia de Botica, ha sido catártico explicar esta canción)

 

  1. “Un óbolo a Caronte” me la imagino como parte de la canción anterior e incluso de tu trabajo anterior “Cosmogonías”, ya que vuelve a incluir la mitología en sus letras. ¿Es quizá la canción que reconecta “Cosmogonías” con “Kintsukuroi”? Esta canción habla de volver al cero, pero también de que no todo se acaba cuando se acaba. Siempre queda la esencia. Es quizá la canción que más reminiscencias tiene del primer disco. Orfeo quiso traer de vuelta a su amada, cruzando indemne dos veces el aqueronte. El Orfeo de mi canción quiere traer de vuelta sus recuerdos, todo lo vivido. Bah, no me hagas caso, mitología.

 

  1. “Línea recta” habla del tiempo. ¿Te da a ti también por reflexionar sobre lo que pasa y se queda? ¿Qué otras “obsesiones” te han traído temazos como este? ¿Por qué si el tiempo es lineal y nunca se repite, nosotros tratamos de medirlo y atraparlo en una circunferencia? ¿Por qué trazamos planes futuros y “perdemos” el tiempo actual en “lo que tiene que venir”? Esto me pasa mucho, muchísimo, en este tiempo de confinamiento. Línea recta es mi Mindfulness particular, mi pensamiento centrado en el ahora. Otra vez el Carpe Diem…

 

  1. Hablas de “Attacus Atlas” como una canción muy especial por tener en ella la colaboración estelar de María Blanco (Mäbu). ¿Cómo surge esta colaboración? ¿Qué puedes decirnos de esta canción? Conocí a Mäbu en La Botica (cómo no…) cuando presentaban el Ep “Hallo”, una maravilla, y empecé a seguirlos y perseguirlos cual fan. El tiempo y el roce, que hace el cariño, de habernos encontrado una y otra vez, y sobre todo la cercanía de María y Txarlie hicieron que me lanzara y les pidiese esta colaboración. Attacus atlas (que por cierto, es un tipo de mariposa que sólo se alimenta cuando es larva y al hacer su metamorfosis pierde el aparato digestivo y muere al poco de inanición) es una canción de amor urgente, otro “aprovecha ahora, que no sabremos qué será de nosotros mañana”, y es una canción agridulce/bonita, muy estilo Mäbu. Estaba clarísimo.

 

  1. “Yo también sé jugar” te introduce en su intro en un mundo postapocalíptico con esas bases tan futuristas. ¿Podría ser el himno del fin de la cuarentena? ¿Estás componiendo mucho estos días? Ahora que lo pienso, la letra del estribillo si que puede encajar con la cuarentena, como un desafío tipo “un día llamarás y no abriré la puerta” XD, pero en realidad esta canción es más cruda. Esta canción habla de una ruptura y viene a decir que si hemos acabado, hemos acabado, a mí no me marees. Por otro lado, no, no estoy componiendo en absoluto durante el confinamiento. Necesito pasar por mi filtro personal todas las vivencias: el aislamiento, la impotencia, el hermanamiento, la fuerza de voluntad, etc. Y no sé si al final haré canciones sobre esto.

 

  1. En “Obsolescencia programada” comparas esta característica de los objetos que le hacen estropearse tras un tiempo de uso con la fragilidad humana. ¿Crees que hay aspectos del ser humano que también sufren (o deberían sufrir) de esta cualidad? Creo que todo es caduco. La vida media de los electrodomésticos del hogar es alrededor de 10 años. La de los teléfonos móviles entre 18 y 24 meses. Lo que sentías hace un par de meses agobiado porque no te daba tiempo a vivir, ahora parece una tontería con todo esto del estado de alarma. Como músico, el temazo que escribiste anoche hoy no te parece bueno en absoluto. Todo pasa (y todo queda, Antonio Machado) y estas canciones dejarán de oírse más tarde o más temprano. Todo se acaba, incluso este disco.

 

  1. Y conociéndote un poco (suerte la nuestra): ¿qué libros o películas has disfrutado últimamente que te hayan dejado alucinado? Recomendaciones Ayllón, siempre son bienvenidas…
  • Cine: he revisionado las películas de John Carney. Once sigue siendo mi peli favorita.
  • Series: Big little lies es ge-nial.
  • Música: ¡escuchen mucha musica! Estoy en bucle con Fon Román, con Egon Soda como siempre, con Molina Molina, y con Primavera de Mäbu.
  • Literatura: La saga Nacidos de la bruma, de Brandon Sanderson.

.por Virginia Montaño

 

 

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