Pixel de Stael presentó a finales de 2020 su álbum «Nuevo Futurismo», inspirado por el colapso que estamos viviendo. Un disco post-digital de electrónica glitch pop que emana de la tensión entre la tecnología invasiva y la ansiedad vital de sus usuarios.
Una imagen digital se crea a partir de píxeles, si ampliamos la pantalla, podemos visualizar pequeñas celdas de información cromática, sin embargo, para formar un álbum o un nuevo idioma, podemos usar solo dos. Pixel 0 y Pixel 1, componen un grupo de pop electrónica que aprovecha el error digital (glitch) para hacer un sonido, completamente sintético y singular. Este nuevo lenguaje contiene infinitas unidades de información que se direccionan en múltiples y complejos géneros, juegan con tonos pop, sonidos electrónicos con sintetizadores y distorsiones, además de aquellos que duran segundos pero se vuelven reiterativos, incluso nos sorprenden con la introducción de coros y silencios o eclécticas canciones con toques de bossanova.
Para poder adentrarnos en su universo sonoro, charlamos con Pixel de Stael.
Primero saber cómo estáis, cómo habéis pasado la pandemia.
Pues mantenemos la moral con espíritu optimista. De hecho nuestro proyecto, desde el comienzo, fue pensado para optimizar accidentes. Nuestra identidad de grupo gira entorno a sacar partido de errores del sistema. Queremos surfear la gran ola digital. Deslizarnos sobre el tsunami en vez de dejar que nos arrolle. Cuando empezamos en el 2018, se intuían grandes cambios y graves consecuencias asociadas al desarrollo de las nuevas tecnologías. Por ello hicimos una reflexión previa antes de ponernos a hacer música estableciendo una ética de grupo. Decidimos ser solo un duo, un formato fácil de gestionar en tiempos complejos. Nos pusimos también como premisa el hacer economía de medios y ser lo menos dependientes posible. Por un lado apostamos siempre por instrumentos electrónicos pequeños y portátiles y nos imponemos siempre sacarles el mayor partido. Hacer cosas complejas con elementos simples. Nuestro formato debe caber esencialmente en cuatro maletines. Luego hacemos música electrónica, la cual puede producirse y ensayarse sin necesidad de salas de ensayo ni estudios. Eso te permite producir a distancia, desde cualquier lugar. También éramos conscientes de la naturaleza absorbente, tramposa y adictiva de los nuevos medios de comunicación y distribución digitales, que pueden hacerte perder mucho tiempo creativo y mucha energía, por lo que hemos apostado por usar las herramientas estrictamente esenciales de un modo muy depurado manteniéndonos siempre interesados en vías y estrategias de comunicación alternativas menos invasivas.
¿Cómo surge vuestro Pixel de Stael? ¿De dónde proviene vuestro nombre?
El nombre surgió con Pixel Error (aka Marc Juvé), el director creativo de nuestros videos. Buscábamos un nombre que nos describiera visualmente. Nuestro proceso de composición aprovecha errores que surgen durante el proceso de producción. Estos producen pérdidas temporales de información sonora. Lo cual te lleva a ver la música a escala microscópica, como una suma de partículas de información sonora y no tanto como una combinación de melodías y armonías hechas por instrumentos. Y el píxel es el equivalente visual de la partícula sonora. Llamarnos “Píxel” a secas nos parecía torpe y aburrido. Así que le buscamos un apellido y dimos con “de Stael”, el de un pintor franco-ruso que nos encanta cuya obsesión era pintar paisajes con la menor información visual posible. Un planteamiento que encaja con nuestra forma de hacer música compleja con elementos simples y que además ha acabado influenciando todo nuestro universo visual.
¿Por qué habéis escogido el título de Nuevo Futurismo? Le viene como anillo al dedo.
Somos conscientes de que es un título controvertido y cargado de simbolismo. Quizás hubiera sido más difícil de digerir o de entender si colectivamente no nos hubiéramos visto inmersos en una crisis sin precedentes propia de un relato distópico de ciencia ficción. Pero lo cierto es que el título lo pusimos antes de conocer al famoso virus. Nuestra intención era ironizar genéricamente con el futurismo defectuoso del siglo XXI. Que tuviera un punto de provocación situacionista. Que hiciera pensar y sonreír. Vivimos sin duda una época donde el viejo discurso futurista del progreso tecnológico como medio para perfeccionar la sociedad pierde mucho aceite. Los habitantes del nuevo futurismo nos hemos familiarizado con el colapso cotidiano rutinario de nuestros dispositivos. Con la obsolescencia programada. Estamos acostumbrados a vivir inmersos en campañas de marketing. A contemplar anonadados el espectáculo de gurús tecnológicos millonarios vestidos en plan informal proponiendo soluciones “inteligentes” para arreglar nuestros problemas mundanos. El nuevo futurismo es la era de las promesas tramposas, del fallo sistémico, de la desinformación formateada… Retomando el lenguaje situacionista, diríamos que vivimos inmersos en la “sociedad algorítmica del accidente» y nuestro disco se inspira de eso para darle la vuelta con alegría y sentido del humor.
Lo pictórico está muy presente en el disco, tanto Nicolas de Stael como el movimiento futurista , ¿se podría decir que hacéis sonidos sinestésicos? ¿Cómo confluye lo visual con vuestra música?
Efectivamente la idea era explorar las posibilidades sinestésicas de la música. Crear una experiencia glitch-pop que combinara sonido e imagen como dos elementos que forman parte de lo mismo. No nos gustaba la idea de usar lo audiovisual como recurso para maquear el directo. Nos interesaba en cambio explorar el medio de una forma artística. Que fuera complementario y participara de la energía del directo. Integrando nuestra pasión por el error inesperado. Idea que desarrollamos con Pixel Error, director y director creativo de los tres primeros videos y con el fotógrafo Pau Lloret. El planteamiento era otorgar movimiento a retratos humanos provocando glitches y que esas distorsiones estuvieran estrictamente entrelazadas con la música. El resultado son imágenes alteradas y moldeadas por pulsos musicales en el marco estético del error digital. Imágenes que tienden a romperse perdiendo información visual de tal modo que pueden recordar a la pintura de Nicolas de Stael. Luego para trasladarlo al directo fuimos a buscar a Volàtil y Xarlene, las artistas visuales que nos acompañan en el escenario pinchando los visuales. Ellas se han dedicado a entrelazar íntimamente el audio de nuestros instrumentos con lo que proyectamos de tal modo que todo lo que hacemos en directo altera a tiempo real y de forma sugerente las imágenes que nos acompañan. El resultado es más espectacular de lo que esperábamos.
Esta pregunta nos lleva a preguntaros por el proceso del diseño creativo del álbum. Los visuales contienen colores cercanos a los amarillos, anaranjados y cyan con ciertas partes pixeladas o alusiones de los problemas o fallos con las ventanas emergentes repetidas.
El diseño creativo del álbum es una extensión del trabajo audiovisual que hemos desarrollado para los videos y el directo. Lo mismo hemos hecho con nuestra web (www.pixeldestael.com), la cual ha sido diseñada por La Baula, el mismo equipo creativo que se ha ocupado de la funda del disco. Para la portada hemos reutilizado la imagen del video de “Si Fuera Por Mi” e integrado una ventana emergente de error que sugiere que la distorsión de la imagen de portada ha sido provocada por la reproducción de la música que contiene. Luego el título “Nuevo Futurismo” aparece incluyendo los errores lingüísticos de un traductor automático que hemos usado para transcribirlo a diferentes idiomas. De este modo reivindicamos que nuestro glitch-pop es fruto de una cultura global estructurada con máquinas defectuosas.
Aprovecháis este error informático, el glitch de los lenguajes de traductores, sonoros, operativos para hacer del fallo digital, algo bello y cohesionado y así, convertirlo en vuestro concepto ¿cómo fue el proceso de descubrimiento y cómo se incorporó?
Queremos hacer música que nos haga vibrar y que nos permita desarrollar inquietudes creativas disfrutando y aprendiendo del proceso. Para surfear la gran ola digital pensamos que lo más conveniente era hacerlo con instrumentos electrónicos y para ello nos vimos expuestos a componer con nuestros ordenadores. Cosa que en un principio no nos hacía mucha gracia ya que hacer música con el ordenador te lleva fácilmente a intelectualizar mucho lo que haces, a producir cosas artificiosas. Eso hace que la experiencia sea fría e impersonal. Pero resulta que el ordenador de uno de nosotros era muy viejo. Estaba al borde de la obsolescencia y cada vez que hacíamos canciones con él se producían errores desagradables que borraban partes de los tracks produciendo ruidos extraños. Las horas de trabajo desaparecían en un clic. Lo natural en estas situaciones es querer lanzar el ordenador por la ventana. Pero en medio de uno de esos ataques de furia contenida observamos que esos borrados repentinos, fallos de reproducción o ruidos desagradables aportan efectos singulares a la mezcla, que esos crujidos en realidad tienen texturas interesantes y muy sugestivas. Así que en vez de lanzar la máquina por la ventana decidimos abrazar sus defectos y hacer algo bello con ellos. De este modo, descubrimos el glitch y se nos abrió un mundo de posibilidades. Al fin y al cabo, son sonidos con los que estamos muy familiarizados debido a lo disfuncional del sistema en que vivimos y nos pareció un material excelente para producir canciones pop. Para nosotros hacer música con el ordenador ha dejado de ser una experiencia fría e impersonal, con los fallos de las máquinas el ritual se vuelve mucho más divertido e interesante.
¿Cuáles son vuestras inspiraciones y referencias?
La gracia de hacer música electrónica es que es un terreno donde puedes jugar a mezclar y remezclar géneros aparentemente contradictorios. Eso es lo que más nos motiva de este tipo de música, el amplio margen de libertad que te da. Al basarse en la manipulación del sonido, los límites parece que los marque sólo la imaginación y obviamente tu capacidad para aplicar ocurrencias. Por eso, nuestros referentes suelen ser proyectos que experimentan con el sonido, que asumen riesgos y exploran nuevas formas de hacer música. Nos gustan mucho por ejemplo las experimentaciones de los laboratorios de música electrónica de los años cincuenta. Los autodenominados ultra-modernistas. Entre las dos escuelas europeas nos interesan tanto la música concreta francesa como los ejercicios de síntesis de los alemanes. De hecho, en ese sentido Pixel 0 es más fan de los franceses y Pixel 1 de los alemanes. A veces jugamos a intentar aplicar sus conceptos en nuestros tracks, obviamente salvando las distancias. Luego, entre los discos de pop electrónico actuales que más nos han flipado está el debut de Superorganism. Nos encanta también el sonido híbrido y los grooves singulares del dueto electrónico The Shangai Restoration Project o el pop electrónico experimental de Cornelius. Nos mola la escena psicodélica de los sesenta, el post-punk y la no-wave de los ochenta, la música rave de los noventa o los excesos del japanoise… En la actualidad sentimos curiosidad por las llamadas escenas “post-digitales” como el vaporwave, el witch house o el lofi hip hop.
¿Cómo componéis y mezcláis los sonidos? ¿Y las letras?
Nuestra forma de componer tanto con los sonidos como con las letras consiste siempre en estar abiertos a lo inesperado. A que algo pueda transformarse en algo completamente distinto de lo imaginado en un principio. Nos encanta la mutabilidad del proceso. Si esa dinámica funciona, normalmente la música fluye por sí sola y además disfrutamos un montón haciéndola. Es como un juego de niños.
Exploran la relación entre lo digital y lo humano, ironizan y humanizan la tecnología mediante el error, transformándolo y experimentando. Crean una nueva sonoridad, partiendo del lenguaje binario y codificado para llevarnos a un particular espacio virtual que mezcla sonidos ochenteros, guitarras shoegazing y repeticiones de efectos de sonido de videojuegos. Por otra parte, sus letras son críticas hacia un mundo digital incontrolable, también unifican idiomas, nos recuerda que “somos animales” haciendo hincapié y visibilizando el error de forma optimista, añadiendo ciertos anhelos de caminos posibles con “Si por mi fuera”. En vuestra canción más exitosa, “Hay tiempo” suena una voz y sonido más indies, que se disuelve con sintetizadores, es una crítica o simplemente, una radiografía del mundo en el que vivimos: Inmersos en la tecnología, las pantallas…sin embargo, en “El món em vol connectar” o “Què us esta passant”, lanzáis preguntas y reflexiones sobre el futuro y sus direcciones. ¿Cuál era vuestra intención?, ¿creéis que esta cohesión nos integra o nos hace desaparecer en lo virtual?
Nuestra intención es simplemente dar rienda suelta a nuestras inquietudes y nuestra imaginación, disfrutar haciendo música, grabando o tocando en directo. Si a quien la escucha le despierta preguntas, nuevas perspectivas, le evoca certezas o ansiedades, preocupaciones o le lleva a reflexionar sobre su vida, la existencia, la sociedad, el pasado, el presente o el futuro, pues será que no lo hemos hecho del todo mal.
¿Qué próximos proyectos y directos? ¿Cómo Pixel de Stael en un futuro?
Estamos trabajando para recalendarizar conciertos y festivales que teníamos previstos para 2020. Aún así, como la música en directo sigue a poco gas, centramos la mayor parte de nuestra energía en componer y preparar colaboraciones con otros artistas. Estamos explorando nuevas formas de trabajar y componer. Trasteando instrumentos, sintetizadores y nuevos dispositivos. Probando nuevas técnicas de producción. Además ahora cada pixel vive en un entorno completamente distinto. Por un lado, Pixel 1 sigue en Barcelona, donde ha empezado a captar con su grabadora los crujidos de los dispositivos disfuncionales que pueblan el mobiliario “inteligente” barcelonés. Por el otro, Pixel 0 se ha trasladado al sur de Francia, en el parque natural de l’Ariège, donde se dedica a capturar sonidos de la naturaleza con la intención de manipularlos y samplearlos en futuras producciones glitch-pop. Seguimos alimentando nuestra curiosidad musical y de cara al futuro pretendemos seguir haciéndolo.
Gracias por dedicarnos este tiempo y dejarnos conoceros un poco mejor.
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